los pensamientos volaban dentro
de su cabeza, el sonido de los autos en la avenida principal tranquilizaban el
estado alterado de Lepra, disfrutaba esos momentos, esos instantes que el sonido
opacaba el ambiente. Se dirigía caminando en sentido contrario, ningún rumbo,
ningún destino, ninguna maldita idea de saber a donde acudir, pero lo mas
preocupante era conseguir dinero para sobrevivir esa noche.
pocos candidatos y ninguno
posible, Fatal había desaparecido unos días después de haberle visto en E.P.
(Esquina Privada) nombrada así, puesto que se podía prostituir en esa zona sin
ninguna interrupción de los oficiales a menos de que la razón fuera por sexo,
lo cual era muy frecuente, a todo policía se le conocía en aquel lugar, todos
buscaban las variedades que noche tras noche, estaban a la espera de la
diversión. Hibrido había dejado totalmente claro que no quería volver a verle y
el último era un hecho, Fauno estaría
bajo la custodia de su padre el Jefe.
¡Su padre!-se exaltó- ¿Me estará
siguiendo?
apenas comenzando la marcha a
prisa, un automóvil se para de manera que lo sigue al ritmo del paso de Lepra,
esté voltea hacia la ventanilla que va bajando ligeramente, se inclina un poco
al momento de detenerse, la voz de adentro le dice – Vamos a dar un paseo – sin
dudarlo se acercó de prisa a la ventanilla, se sorprendió al ver a Ápice, quien
había salido de la ciudad una larga temporada,
enemigo de ninguno y conocido por todos, era él el hermano mayor de
Fatal. Lepra subió al auto, Ápice le
ofreció una cerveza, indicándole donde estaban, al agacharse unas monedas
cayeron rodando bajo el asiento, Lepra continuo con el intento de zafar del
empaque aquella lata plateada, la cual fue a parar en el mismo lugar que
estaban sus monedas, resultado de ejercer fuerza innecesaria al tomar la
cerveza. Se inclino un poco más para alcanzar la lata, pero lo que encontró su
mano a tientas, fue el mango de una pistola - ¿Qué intentas hacer con esto? –
dijo al sacarla, se reincorporo y mirándole a los ojos, comprendió.
-
Necesito encontrar a Fatal, volví hoy por la
mañana, sé que lleva desaparecido días y sé sobre la traición que tomaste- Respondió
Ápice.
-
Sabes que no soy capas de hacer eso.
-
Lo sé, pero necesito que me ayudes.
-
Te puedo decir donde puede estar, pero no puedo
hacer más, tengo mis propios problemas que no debo descuidar.
pisó el acelerador, adentrándose a
la zona. Lepra bajo en el Callejón, un edificio abandonado, el cual lo adaptaron
el grupo de prostitutos con los que él se relacionaba, un lugar que servía por lo menos para meter ahí a los clientes que
no llegaban en carro, como también haciéndolo el punto de reunión para
drogarse. Entró al lugar, subió hasta la tercera planta, a su paso las telas
semitransparente, dejaba ver a los cuerpos de aquellos señores lujuriosos que
si por ellos fuera la mayor parte del día estarían ahí, satisfaciendo
fantasías. Llegó al fondo del pasillo, se paró frente la habitación que tantas
veces lo oculto de toda inmundicia de su vida, para centrarlo en un solo
producto que le proporcionaba un impulso para sobrevivir. Y entró, como aquel
que entra en la pesadez del ambiente, por un instante creyó estar en la calidez
de su habitación, en casa de sus padres, casa que no ha vuelto a ver hace ya
tres años, pero solo fue un simple y fugaz pensamiento, un viejo sentimiento.