:: El olvido solo fue un capricho imposible de lograr ::

Escritos descritos por Aüd!räk mOody

miércoles, 19 de octubre de 2011

Capítulo 1 :: El Resplandor (Pt.5)


el estruendo quedo resonando dentro de sus oídos, acelerando sus latidos, debilitando su cuerpo, con síntomas en desfallecer, sintió como el corazón se le oprimía por dentro; soltando un grito ahogado dentro de sus entrañas.

el tiempo pareció detenerse en cuanto aquel dedo oprimió con furia el gatillo, expulsando la bala que atravesaría el cráneo de aquel asqueroso ser humano.

el primer paso que se escuchó al final del pasillo trozo por completo el  silencio sordo que empaño al ambiente; él reconoció afligido que su momento había llegado, cada pasó, cada pisada, hacían un hueco dentro de su pecho, provocando estrujar el estómago, un miedo intenso, impotencia total. Venían remordimientos, seguidos de miedos, arrastrando perdones; mientras los sonidos eran más claros, más firmes.

aquellos pies se detuvieron al filo de la puerta, la perilla dio vuelta, y la luz del exterior fue llenando aquella habitación pestilente, dando lugar a un tenebroso resplandor; una silueta se posaba en medio del marco, Fatal en pánico obtuvo un desplome, paralizado, la negrura que cubría ese cuerpo fue aclarándose dentro de sus ojos, para reconocer el rostro de su asesino.

Vio en sus pupilas un color verde pardo, para después reconocer aquel rostro blanco, sí, aquella cara  no podría ser olvidada.

-         -  sabía que seguirías aquí, no tenemos tiempo, sígueme.

Salieron corriendo por el pasillo que conectaba a una amplia sala donde solo había muebles viejos, rotos, tapizados por una gruesa capa de polvo, botellas rotas, desperdicios de comida esparcidos por todo el suelo, una caja blanca sobre la mesa con dos balas, la tomaron y continuaron su huida, al salir por la puerta principal, en lejanía por el camino enterregado, el polvo se levantaba al rastro de una camioneta que a toda velocidad se aproximaba, rodearon el lugar, bajaron en picada entre arbustos en dirección al río, entre tropezones, desgarres de plantas, caídas, y desesperación, cruzaron a nado las aguas cristalinas; el esfuerzo se agotaba, la respiración se pausaba y al tocar tierra, Fatal se tumbó al suelo desmayado.

Se acercaron a toda prisa tres personas que los esperaban, lo cargaron y subieron a la camioneta por la puerta trasera; se encendió el motor mientras intentaban despertarlo. Dejando atrás al Jefe, que furioso encontró en el patio, a uno de sus hombres, con un gran hueco en el cráneo, sangre esparcida por el rostro, cuello y suelo, huellas que se separaban una de otra, unas de suela que figuraban ser botas, y las otras de pies descalzos, pero ambas se perdían entre la tierra a unos metros del cuerpo tirado.

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