Agosto

en un día de Agosto te perdí, una mañana fría y llena de vacío interior, un día de silencio y de sorda sensación, un día que tu recuerdo vino a mi mente y se quedo, adheriendose a mis tristezas, agregandose a mis torpes sorpresas. Te sentí en el aire, me disolví con tu roce, me caí en el espacio incompleto de la incomprensible ocasión.

agosto recuerdo sufrible, añoranza increíble, tu sombra a mi costado. Tu adiós repitiendo ecos, resonando en mis adentros, un lamento ahogado; eres la luz que brillo hasta extinguir, parte de nube gris, parte sutil, un leve suspiro antes de dormir.

agosto sabe que te ame, que te odie, te perdone, me arrodille y te hable, silencioso, surrando tras un cristal, al calor de la vela, al frío de la soledad infinita y dolor a tiempo; solo el sabe el difícil recorrido de lagrima en mi mejilla, el ultimo jalón de del hilillo que nos unía y la desesperación de darte el ultimo abrazo, el ultimo beso, obtener por una única vez un tiempo para nosotros, para nuestros secretos.

agosto me crujió, como tu voz al decir:

-hasta aquí llego una vida de infierno, pero me llevo tu recuerdo y me adhiero a tu cuerpo.

Gozne*

a tientas en la pared busco el lugar donde el sonido de llanto entraba a la podrida habitación, sonó el azote de la puerta principal de la casa, unos pasos fuertes en cada escalón de madera roída. Los nervios se aceleraban, sintió como de repente la sangre recorría cada vena, el miedo se apodero de su cuerpo frágil y delgado, los chillidos de grito se contenían en su garganta, casi desmayo al notar que el ultimo sonido había sido los goznes, estúpida puerta que no agarra el seguro.

pasos lentos y una respiración acelerada, junto a sonidos extraños producidos por la boca del hombre asqueroso que las tenia encerradas, se acerco con furia hacia ella, la tomo del brazo y jalo casi sin fuerza, terminando por arrastrarla hacia la madera húmeda de la cómoda de cristal oscuro.

él se miro al espejo, entre la negrura del reflejo, se muestra la mueca, simulando una gloriosa sonrisa.

*[Bisagra, chamela]

Casa

el silencio de casa siempre me ha resultado acogedor, encuentro estabilidad entre los rincones, muebles y extrañezas de cada parte que la conforma, el silencio invade mis ánimos, mis pensamientos se vuelven cálidos, me embriago de un aire de soledad, quizá mas de una ocasión sentí ese vació externo, capturado dentro de las paredes podridas de casa, o la mirada escondida al final del pasillo angosto, o una sombra que detrás de mi juega a esconderse.

he oído secretos en crujidos entre las grietas, y también he tenido miedo en las noches de ausencia.

Trastornos

hay días en los que desde el momento en el que despierto tengo ganas de destruirlo todo a mi alrededor, romper todo lo que pueda producirme un recuerdo, alguna triste sensación o fantasía vana reprimida en mi infancia. Esos días no quiero siquiera levantarme de la cama, deseo que las sabanas me traguen, me hundan y asfixien lentamente, sentir como los resortes del colchón perforan mi espalda, adentrándose entre la carne.

hay días que son mas tristes que otros, con una suave melancolía que se huele en el aire de la sucia habitación, días largos y desolados, días de tortura mental, estado irracional, soledad interna.

hay días que duelen hasta amanecer, que clavan navajas oxidadas, tendencias suicidas. Días que cuestan sobrevivirlos, de horas pasadas a solas, de silencio sedante, días que simplemente deseo no ser yo, no tener las mismas preocupaciones, los mismos temores, los mismos pesares de la vida rutinaria que se apodera cada vez con mas precisión de uno mismo, días que deseo con inigualable anheló, el poder respirar tranquilo por una sola vez y sentir paz.

Capitulo 1 :: El Resplandor (Pt.3)

lo mantuvieron en un cuarto oscuro, donde solo unos cuantos rayos de luz entraban por los agujeros perforados; solo así él sabía cuando era de día. El dolor era insoportable, la pestilencia de sus heces, su vomito, y del sudor mismo, invadían por completo hasta cada poro de las cuatro paredes del refugio temporal, el único lugar tranquilo y silencioso, donde el pensar era necesario para lograr salir de ahí lo mas ileso posible.

-          jefe, tenemos al pedazo de mierda que quería.

se escucho una voz al fondo del pasillo que daba a la habitación.

-          tortúrenlo.

contesto la voz gruesa por el radio.

así la noche no dejo de resonar gritos transformados en eco atreves de ese camino largo que dividía cada habitación, en momentos creyó reconocer la voz que pedía; parar de una vez, que no lograba resistir mas, junto con mas de cien por favores  mencionados en distintas tonalidades.

cuando logro escuchar con perfección sobre de quien se trataba a unos cuantos metros de distancia, recordó aquella noche dos días antes del Hotel; cuando Lepra comentaba al  grupo que se reunía en  la esquina de fin de semana. Los detalles sobre como había conseguido acostarse con el apuesto  hijo del patrón adinerado.

ese hijo de puta que un día después diría  a todos en lo que estaba Fatal metido, y entre los tantos oídos a los que les llego comentario agudo, el Jefe tomo sus precauciones, y es hoy cuando en la oscuridad del sótano, debajo del edificio que pertenece a los tugurios de esta pequeña depravada ciudad, donde el bastardo de tantos, se desmaya, dejando caer el cuerpo herido, hacia el grueso concreto.

Furia

Sé que muy dentro de ti, te desagrada por completo mi recuerdo, mi existencia vana en este mundo tan podrido y vil,  que sí fuera posible enterrarme en lo mas profundo de tu patio trasero, ahí donde tus mascotas van a hacer sus necesidades, estarías mejor y mas tranquila, estarías relajada con indicios de felicidad; sé que quisieras llenar de balas mi cráneo con todo el desprecio acumulado por años, hundirme los ojos con tus pulgares para no verte mientras agonizante muero, escupirme a la cara y reír burlescamente. arrastrarme entre las piedras, mientras cantas una canción dulce y contagiosa, mirando tu sombra, obteniendo tu triunfo.

Sé que aprendes las mejores maneras de hacer mi muñeco de vudú, que tus manos inquietas se aferran a  abrir el viejo baúl, y sacar desesperadamente todo recuerdo, amontonarlo en un rincón y prenderle fuego; estrellar contra mi rostro el pequeño vidrio que te di, y rasgar la cara poco a poco con pedacitos del ayer. llenar las paredes de mi sangre, escribir con tu tembloroso dedo:

hoy me desprendo.

pero me miras tras la ventana, diriges algunas palabras hacia tus adentros, cierras y te olvidas de todo por este día.