Fue inútil la espera
eterna en la banca de metal que daba a la primera sección del parque donde se
miraban los arboles más grandes y viejos, de esos de tronco grueso y
despellejado, maltratado por los enamorados que escribían sus iniciales en el
pasado, nadie sabe sus nombres, ahora solo son marcas encerradas en formas de corazón,
algunos rayados de algún desprecio por el amorío que dolor hubiese causado.
Ella mira el pequeño
picnic a lo lejos de una juguetona pareja, de muchachos. Sonrío y miro el
reloj, el tiempo se le volvía lento, terriblemente lento, una eternidad cada
giro de la manecilla del reloj. Pensando si realmente valdría la pena esperar,
ya que esa no era la primera vez, destinada a escuchar las mismas escusas de
siempre.
Él tranquilo caminaba en
dirección al punto acordado, a pesar del retardo habitual, sabiendo que ella
siempre esperaba, ¿Qué le daba tal seguridad? Ni el mismo lo sabía. Mirando el móvil,
escribiéndole los mismos mensajes de falsa esperanza, mandándole fotos a esa
nueva chica, que bien sabía podría conquistar, mintiéndole con lo feliz que
sería ella con él.
El joven la miraba, al
acercarse y le parecía angustiada, sin embargo pareciera que no estaba
preocupada, seguramente esperaba a alguien, seguramente no podría abordarla, a
cualquier vano intento aquel llegaría, pero a pesar de ello y pasar frente a
ella, no se atrevió a dirigir siquiera un saludo, solo se sentó a su lado, fingiendo
mirar su móvil y en él reflejando el rostro de ella. Pareciera que ella le sonreía,
pero era en realidad una distorsión visual.
Ella noto su presencia, más
no le dio tanta importancia, su mente vagaba entre todas aquellas ocasiones que
padecía de lo mismo, volteo de un lado a otro en busca de él, y en un leve
descuido miro al joven pensando que el también estaría esperando a alguien, se
le escapo una sonrisa, ya que él se
encontraría en la misma precaria situación, el eterno esperar.
El joven nervioso, volvió
a mirar el reflejo que le seguía sonriendo, solo que esta vez ella era quien sonreía
de verdad; en un impulso de adrenalina se armó de valor para hablarle, pero
ninguna palabra salió de su boca. Solo respondió a la sonrisa con un torpe
gesto encogiéndose de brazos. Entonces sintió que ella le tomó importancia a su
vaga presencia.
Ella soltó una risilla
coqueta al extraño gesto de aquel joven, fue entonces cuando sus miradas
permanecieron mirándose una a la otra, ahora el coqueteo se entre mesclaba a través
de sus redondos ojos de color, hermosos; como la mirada jamás antes vista. De
pronto el tiempo ya no pareció importante, solo quería seguir mirándole y un nuevo
gesto pinto sus caras, ya no había angustia ni impaciencia, solo un agradable
encuentro.
El joven pregunto por
fin, con voz segura -¿A quién esperas? ELLA RESPONDIO -.- ….
-
Esperaba, ya no espero.
Entonces el joven comprendió,
y sin titubeo dijo – ¿Estas lista? Vámonos. Ella solo se limitó a tomar su
bolso, tomo de su brazo y a la par se levantaron de aquella vieja y oxidada
banca de metal.
A lo lejos él diviso que
aquella banca donde ella siempre le esperaba, estaba vacía, se extrañó de no
verla; le marco sin obtener respuesta varias veces lo cual le hizo decidir
mandar un texto que después de un tiempo ella respondería.
-Lo siento ya no podre
esperarte más.
:: Audirak mOody &
Murataya ::