Una mosca que ronda encima de la
comida podrida durante tres semanas, eleva sus alas y bailoteando en el aire,
logra ubicar en nuevo lugar donde encontrara mejor alimento, apresurado se
acerca, con toda la ilusión de revolcarse en aquel caldo preparado en la
mañana, de dudosa procedencia; va la mosca atraída al menú, hasta que es
aplastada por las manos de Fatal.
hace tiempo que no se escuchan
quejas de la otra habitación, ni los gritos del Jefe, hasta algunas veces parece
que el silencio inunda a su alrededor, pero esa tarde fue distinta, se comenzó a
escuchar el ruido de algo que raspaba la húmeda pared y continuo así por horas,
hasta que una puntita de metal atravesó la pared. Seguido un murmullo:
- Fatal !! Fatal !! contesta.
- ¿Cómo pudiste hacerme esto? Espero
que te hayan golpeado lo suficiente para que no puedas pararte?
- Calla!! Escucha… Saben que
Hibrido es quien surte toda la mercancía en las calles, a nosotros solo nos han
golpeado – Toma aliento y continua en susurro – Dos días antes que me
encontraran, llegaron dos tipos, de buen ver, al callejón preguntaron por las
gemelas Vil, entraron al edificio, subieron hasta su puerta, y de repente solo
se escuchó como las balas se liberaban de sus armas, todo mundo salió gritando
y corriendo, entre ellos me encontraba yo, que había terminado de hacer un
apreciado trabajo.
Al fondo del pasillo se escuchó
el abrir de una puerta, unas botas de pisada pesada se acercaban cada vez más,
el miedo corrió en los dos, pero el terror llego al oír:
-Jefe ¿A quién le llevo? –
Pregunto por radio, al pararse frente a la puerta donde se encontraba Fatal.
- Trae al Bastardo que ha tocado
a Fauno, para el otro tengo una mejor idea.
dio tres pasos hacia la habitación de alado, introdujo la
llave, pidiendo que se alejara hasta la pared de fondo, o dispararía al primer
movimiento cercano; estiro la mano, prendió la luz del contacto que se encontraba
en el pasillo, y vio al final en una esquina, un muchacho de diecisiete años,
semidesnudo, con una playera de tirantes gris por la tierra, las rodillas
raspadas, golpes que eran totalmente notorios, una cara pálida, y delgada, unos
ojos verdes, pómulos hinchados, una herida en la frente, y el labio inferior abierto,
con la sangre seca. Se le acercó, le dijo que se diera la vuelta, lo tomo del
cuello, mientras la otra mano mantenía la de Lepra en la espalda, lo jalo, y se
lo llevo fuera de la habitación. Se escuchó los pasos alejarse, las botas y el arrastrar
de los pies, saliendo de aquel lugar.
pasaron minutos sin escuchar
nada, temiendo, y cuando el silencio se hiba apoderando de sus pensamientos, un
tiro a lo lejos, salió disparado, retumbando en cada pared, hueco y rincón donde
Fatal, esperaba inquieto, confuso, nervioso.
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