El Reflejo

rondando alguna vez por las aguas sucias de esa pantanosa casa en la que nuestros recuerdos se consumían como ahora el alcohol y otras tantas sustancias nos consumen a nosotros, me adentre a los abismos de las habitaciones corroídas, explorando a mi alrededor un mundo de sorpresas inevitables.

descubrí el escondite donde tus sueños estaban adheridos a las paredes húmedas de la habitación de escombro, recuerdo que entre tantas líneas dibujadas a tinta roja, una esperanza sobresalía del parámetro, un deseo oculto, una tristeza soez, un secreto tímido, una lagrima lánguida. Decía con ternura rota, impulso de dolencia y matices de fatiga:

lo perdido no lo podre recuperar jamás.

Sí para hoy, entre platicas cotidianas, vida repetitiva, costumbres acumuladas y desgaste moral, me permitirías rebelar historias sepultadas, solo podría confirmar; que tu ausencia hacia la humanidad, el silencio detrás, la visión perturbada, la confusión de actitudes repentinas y difusas, son resultado de aquel entonces donde la infancia se desprendió de tu ser con un gran desgarre, como el susto que te quita el aliento, el flashazo que ciega los ojos o el golpe que hace explotar la sangre dentro de la piel.